jueves, 6 de mayo de 2010

DIJO LA CRITICA


NUEVE
tensa espera



Se apagan las luces, sólo se puede percibir el tenue resplandor proveniente de una ventana, y ya este panorama se torna escalofriante. Así comienza Nueve, la obra de Lisandro Colaberardino, en las penumbras de la sala con una música que pone a uno nervioso, anhelando lo que va a venir.
Fuertes golpes en la puerta, crujido de madera. Se abre este pequeño departamento, se enciende una luz verde que deformaba la escena, y entran. Allí, Ema (Rocío Rodríguez Presedo) y Adrián (Juan Barberini) depositan sus anhelos, sus sueños, los proyectos de los recién casados, pero ¿qué pasa cuando lo soñado, gradualmente se torna en una pesadilla?
Es el caso de Ema, una joven de barrio, se enamora y se casa con Adrián, profesor de Antropología. Todo comienza a desvirtuarse cuando se mudan, donde parecía albergarse la felicidad no hay más que sorpresas.
Son víctimas de la exagerada hospitalidad de su vecina Mirna (Sandra Rennis), de extraños sonidos de noche, de dos personalidades fuertes que chocan. Todo parece cambiar para bien cuando Ema queda embarazada. Sin embargo, él se pasa el día afuera, trabajando, y ella queda en compañía de esta misteriosa vecina, y Cesar (Sebastián Duarte), su hijo discapacitado. Ellos ayudarán a calmar las alucinaciones que comienzan a atormentar a Ema, o bien las agravarían.
La música impacienta, las luces alteran. Colaberardino logra una bipolaridad en los estados de ánimo de los personajes. El misterio obliga a seguir de principio a fin el espectáculo, se juega mucho con el fuera de campo, y esa curiosidad de qué es lo que pasa atrás de esa ventana, atrás de esa pared. Las situaciones son un claro guiño de El bebé de Rosemary de Roman Polánski (1968), nominado al Oscar.
Una acertada performance de los actores sostiene la trama y el clima de tensión. Impresiona la interpretación de Cesar, en manos de Sebastián Duarte.
Culminando con un final inesperado y fuerte, uno sale de la obra en estado de shock, y se pregunta: ¿qué habrá más allá de los gritos, y de esa ventana a contraluz? Habrá que fijarse detrás de la puerta 9.

Verónica Belén Caminos (1)

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